lunes, 16 de agosto de 2010

Preguntas para preparar el examen


1. Descríbete metafísicamente
2. Qué quiere decir ens et unum convertuntur?
3. Es objetiva la verdad? ¿Por qué se dice que “está en el entendimiento”?
4. Es objetiva la belleza? ¿Cómo se describe lo bello?
5. ¿Es objetivo el placer? ¿de qué depende?
6. Está la voluntad humana determinada hacia el bien?
7. Cualidades de la belleza
8. ¡Por qué el objeto bello no gusta igual a todo el mundo?
9. ¿Cómo se describe la verdad?
10. ¿Hay alguna relación entre el bien y la verdad?
11. ¿Por que se dice que Dios es simplicísimo?
12. ¿Existe un principio del mal?¿existe el mal?
13. ¿Por que puedo equivocarme?

14. EXPLICA LAS TESIS TOMISTAS: La Suma Teológica contrastada con la ciencia
Las 24 tesis tomistas
1. La potencia y el acto dividen al ser de tal suerte que todo cuanto existe, o bien es acto puro, o bien se compone necesariamente de potencia y acto como principios primeros e intrínsecos.
2. El acto, por ser perfección, no se limita sino por la potencia, que es capacidad de perfección. Por consiguiente, en el orden en el que el acto es puro, no existe sino ilimitado y único; y donde es finito y múltiple, entra en verdadera composición con la potencia.
3. Por esto Dios es el Único que subsiste en la razón absoluta del mismo ser, el único simplicísimo: todas las demás cosas que participan del ser tienen una naturaleza que limita el ser, y constan de esencia y existencia como de principios realmente distintos.
4. El ser, que recibe su denominación del verbo ser, se dice de Dios y de las criaturas de una manera no unívoca, ni tampoco del todo equívoca, sino análoga, con una analogía así de atribución como de proporcionalidad.
5. Hay, además, en toda criatura, composición real de un sujeto subsistente con unas formas sobreañadidas o accidentes; composición que sería ininteligible si la existencia no fuese realmente recibida en una esencia distinta de ella.
6. Además de los accidentes absolutos hay un accidente relativo, esto es, una relación a algo. Aun cuando esta relación no signifique según su propia razón algo inherente a un sujeto, tiene, sin embargo, muchas veces su causa en las cosas, y, por consiguiente, una entidad real distinta del sujeto.
7. La criatura espiritual es enteramente simple en su esencia. Pero quedan en ella dos composiciones: de esencia y existencia, y de substancia y accidentes.
8. En cambio, la criatura corporal está compuesta, en cuanto a su misma esencia, de potencia y acto; potencia y acto del orden de la esencia que se designan con los nombres de materia y forma.
9. Ninguna de esas dos partes existe per se, ni se produce o corrompe per se, ni se incluye en un predicamento sino reductivamente, como principio substancial.
10. Aunque las extensión en partes integrales se sigue de la naturaleza corpórea, no es lo mismo para un cuerpo ser substancia y ser extenso. La substancia, en efecto, de suyo es indivisible; no, ciertamente a manera de un punto, sino a manera de aquello que se halla fuera del orden de la dimensión. En cambio, la cantidad, que da la extensión a la substancia, difiere de ésta realmente y es un verdadero accidente.
11. La materia signada por la cantidad es el principio de la individuación, es decir, de la distinción numérica -imposible en los espíritus puros- entre individuos de una misma naturaleza específica.
12. Esta misma cantidad hace que un cuerpo se halle circunscriptivamente en un lugar y que, por una misma potencia, no pueda estar de este modo más que en un sólo lugar.
13. Los cuerpos se dividen en dos categorías: unos son vivientes y otros carecen de vida. En los vivientes, para que un mismo sujeto haya per se una parte moviente y otra movida, la forma substancial, designada con el nombre de alma, requiere una disposición orgánica, o sea, partes heterogéneas.
14. Las almas del orden vegetativo y sensitivo no subsisten per se ni son per se producidas; solamente existen en calidad de principio por el cual existe y vive el ser viviente; y como dependen enteramente de la materia, por el mero hecho de corromperse el compuesto se corrompen ellas per accidens.
15. Por el contrario, subsiste per se el alma humana, la cual, cuando puede ser infundida a un sujeto suficientemente dispuesto, es creada por Dios, y es de su naturaleza incorruptible e inmortal.
16. La misma alma racional se une al cuerpo de tal suerte que es su forma substancial única, y por ella el hombre es hombre y animal y viviente y cuerpo y substancia y ente. El alma presta, pues, al hombre todos los grados esenciales de perfección; además, comunica al cuerpo el acto de existencia con que ella existe.
17. Dos órdenes de faultades, orgánicas las unas y las otras inorgánicas, dimanan del alma humana por natural resultancia. Las primeras, a las cueles pertenece el sentido, tienen por sujeto al compuesto; las segundas, sólo al alma. El entendimiento es, pues, una facultad intrinsicamente independiente de todo órgano.
18. A la inmaterialidad sigue necesariamente la intelectualidad, y de tal suerte que a los grados de alejamiento de la materia responden los grados de intelectualidad. El objeto adecuado de la intelección es, en general, el mismo ser; mas el objeto propio del entendimiento humano, en el presente estado de unión [con el cuerpo], se circunscribe a las quiddidades abstraídas de las condiciones materiales.
19. Recibimos, pues, de las cosas sensibles el conocimiemto. Mas, como lo sensible no es intelible en acto, además del entendimiento formalmente inteligente hay que admitir en el alma una virtud activa, que abstraiga de las imágenes las especies inteligibles.
20. Por estas especies [inteligibles] conocemos directamente los objetos universales; los objetos singulares los conocemos con los sentidos y también con el entendimiento por un retorno a las imágenes. Al conocimiento de las cosas espirituales nos elevamos por analogía.
21. La voluntad sigue al entendimiento, no le precede, y apetece necesariamente aquello que se le presenta como un bien que sacia por completo el apetito; pero elige libremente entre los diversos bienes a ella propuestos como apetecibles por un juicio reformable. La elección sigue, pues, al último juicio práctico; pero es la voluntad quien hace que éste sea el último.
22. No percibimos la existencia de Dios con una intuición inmediata ni la demostramos a priori; pero sí a posteriori, esto es, por las criaturas, arguyendo de los efectos a la causa, es decir:
· De las cosas que se mueven y no pueden ser principio adecuado de su movimiento, a un primer motor inmóvil.
· De que las cosas del mundo proceden por causas subordinadas entre sí, a una primera causa no causada.
· De las cosas corruptibles, por igual indiferentes a existir y a no existir, a un ser absolutamente necesario.
· De los seres que, según unas disminuidas perfecciones de ser, vivir y entender, más o menos son, viven y entienden, a aquel que es suma inteligencia, suma vida y sumo ser.
· Finalmente, del orden del universo, a una inteligencia separada que ha ordenado y dispuesto las cosas y las dirige a un fin.
23. Se señala bien el constitutivo de la Esencia divina, en su concepto, diríamos, metafísico, identificándola con la subsistente actualidad del mismo ser; en otros términos, diciendo que es el mismo Ser Subsistente; y esto mismo da la razón de su perfección infinita.
24. Por la pureza misma de su ser se distingue, pues, Dios de todas las cosas finitas. Colígese de aquí, en primer lugar, que el mundo sólo pudo proceder de Dios por creación; en segundo lugar, que la virtud creadora que de suyo primariamente tiene por término el ser en cuanto tal, ni por milagro es comunicable a ninguna naturaleza finita; finalmente, que ningún agente creado influye en el ser de un efecto cualquiera, si no es movido por la Causa Primera.



14. Explica

A) Atributos de la Naturaleza Divina.

1) La Aseidad consiste en que Dios existe por sí mismo (“a se” es en las “por sí”). Los argumentos nos han llevado a Dios Como causa primera, no causa-da por ninguna otra. Debe su existencia sólo a sí mismo. ’

2) La Unidad consiste en que no hay más que un solo Dios. Pues, no puede haber más que un solo ser perfectísimo. Si hubiera más, ninguno tendría la perfección suma. El Politeísmo es un absurdo.

3) La Simplicidad consiste en que Dios carece de partes. Dios es espíritu; sólo la materia tiene partes, susceptibles de división y por eso de descomposición. Luego, no hay división ni descomposición de Dios.

4) La Inmutabilidad consiste en que Dios está exento de toda mudanza. Se sigue necesariamente de su simplicidad. Lo que es y hace Dios, lo es y hace eternamente. Cualquier cambio aumentaría o disminuiría sus perfecciones. Tal cosa es imposible en el Ser perfectísimo.

5) La Espiritualidad consiste en que Dios tiene entendimiento y voluntad; pero no tiene cuerpo. No hay nada de material en Él. – La Sagrada Escritura hablando de los ojos o de las manos de Dios, sólo se acomoda a nuestra manera de hablar. Pero de ningún modo quiere afirmar que Dios de veras tiene un cuerpo humano.

6) La Eternidad consiste en que Dios no tiene principio ni fin. Existía, existe y existirá siempre. Para Dios todo es presente. Todo lo pasado, presente y futuro lo abarca su mirada y vive su conciencia como un solo instante.

7) La Inmensidad de Dios consiste en que Dios no tiene límites; Como para Él por su eternidad no hay tiempo, así por su inmensidad no hay espacio. Como está presente a cada momento del tiempo, así está presente en todo lugar.

8) La Personalidad consiste en que Dios es un ser espiritual, que tiene entendimiento y voluntad, conciencia de sí mismo y goza de perfecta autonomía.
Como Dios ha creado personalidades, (Ángeles y hombres), debe El mismo como causa proporcionada poseer esta perfección.


B) Atributos de la Vida Divina.
La Vida Divina, como es vida de espíritu, se manifiesta por su actividad cognoscitiva y volitiva.

a) Atributos del Conocimiento Divino.

1) Omnisciencia consiste en que Dios lo sabe todo, lo pasado, lo presente y lo futuro, y también los pensamientos más recónditos, hasta sabe lo que van a hacer los seres libres, sin que Dios obligue la voluntad de los seres libres. Por ej. sabía Dios la traición de Judas. Pero no es que Judas traicionó por saberlo Dios; sino Dios lo sabía porque conocía perfectamente la libre voluntad de Judas.

2) Veracidad consiste en que Dios no puede equivocarse ni engañar. Es su inteligencia tan perfecta que todo le está presente en la plena luz de la verdad.

3) Sabiduría consiste en que Dios todo lo sabe gobernar y dirigir hacia el fin que Él ha destinado y según los planes que Él ha dispuesto. Aunque parezca a veces como si los planes de Dios no se llevasen a cabo, en el fondo y al fin se cumple perfectamente la voluntad de Dios en el Universo y en la vida de los hombres.


b) Atributos de la voluntad divina.

1) La Omnipotencia consiste en que Dios por un mero acto de su voluntad puede realizar cuanto su inteligencia puede idear como factible. Cosas contradictorias o moralmente malas repugnan a Dios como Ser perfectísimo. No puede hacerlas, pues el poder hacerlas es una imperfección que no cabe en Dios.

2) La Santidad consiste en que la Voluntad de Dios se dirige con sumo amor al bien y con sumo odio al mal. Como El mismo es el sumo bien y la suma de toda perfección, se ama a sí mismo con sumo amor; y, por consiguiente, está en oposición absoluta a cuanto es malo. En El no cabe ni sombra de pecado. Por su Santidad Dios quiere en sus criaturas lo bueno 'y aborrece lo malo. Por eso, fiel a sus promesas y amenazas, premia el bien y castiga el mal según lo merecido.


15.- Diferencias entre Aristóteles y Sto Tomás:

“En efecto, todo aquello que no es del concepto de esencia o de la quiddidad, proviene de fuera y entra en composición con la esencia; puesto que ninguna esencia puede ser entendida sin aquellos elementos que son parte de la esencia. Ahora bien, toda esencia o quiddidad puede ser entendida sin que se entienda algo de su ser; de hecho puedo entender qué es el hombre o el ave fénix, y sin embargo ignorar que exista o no en la naturaleza. Por tanto es evidente que el ser es otra cosa que la esencia o la quiddidad, a menos que exista algún ser cuya quiddidad es su mismo ser; y esta realidad no puede ser sino única y la primera…”[6]
He aquí una novedad. Por supuesto que hay diferencia entre la planta pensada y la planta del jardín. Ésta última tiene el acto de ser. La plano pensada es esencialmente una planta: hay una quiddidad real mientras la entiendo, pero no existe, pues no participa del Ser en sentido estricto, y la existencia es el efecto primario que sigue al acto de ser.
Para Aristóteles, la sustancia se decía principalmente del compuesto de materia y forma. Aquino, en cambio, ha superado aquel valioso pensamiento: el compuesto de materia y forma es principalmente la esencia, que hace a la cosa ser tal cosa. Sin embargo, para que realmente exista, la esencia tiene que entrar en composición con el acto de ser. Éste simplemente la hace ser. Es mucho más primario que la esencia. Mientras que para el Estagirita la forma daba el acto a la materia, para Santo Tomás el acto de ser da el acto a la esencia. Invade todo lo que la cosa es, tanto substancial como accidentalmente.
Se puede contemplar, desde esta metafísica, el gran valor del descubrimiento de Parménides, quien se acercó a mirar al Ser, que todo lo invade. También se puede palpar un “mundo de las ideas”: esencias que reciben participadamente el acto de ser. Por eso dice Santo Tomás en la Suma Teológica que “el fuego en lo que arde es posterior al fuego en sí mismo"[7]. Este descubrimiento hace explícito lo que seguramente habían intuido ya estos autores, aunque no lo hayan visto con claridad.
El acto de ser: acto universa, totall e intensivo
Es difícil entender que el acto de ser abarca todo y a la vez que el ser se dice de muchas maneras. Absolutamente cualquier realidad está invadida por el acto de ser. La paradoja es que aunque entra en composición con la esencia, ésta también es gracias al acto de ser. Si no participara de él, no sería nada en absoluto. ¿Cómo pues algo está dispuesto a recibir el acto de ser, pero a la vez tiene que ser desde antes? Parece que ya debería participar del acto antes de recibirlo. Este tipo de problemas pueden perturbarnos si queremos encerrar la realidad en un esquema cronológico.
Lo que Santo Tomás quiere decir es que cualquier realidad es toda, hasta el último de sus detalles, por el acto de ser. Es máximamente universal y profundo. Llena el recipiente que el Ser mismo pone, a saber, la esencia. Esta esencia, que es de carácter potencial, tiene que tener cierta actualidad. No es un simple no ser, es otro modo se participación.
Es valiosísimo también el descubrimiento de que la esencia no basta para explicar la existencia. Esto no lo vio el pensamiento clásico. El qué de la cosa, no la hace ser. Son dos principios que explican, no al ente en abstracto, sino al esto algo máximamente concreto.


De la Transustanciación


Nuestro Señor se hace presente por la conversión del pan y el vino en su Cuerpo y Sangre. Esa admirable y singular conversión se llama propiamente «transustanciación», no consubstanciación, como quería Lutero. Se dice admirable porque es un misterio altísimo, superior a la capacidad de toda inteligencia creada. Es el ¡Misterio de la fe! Se dice singular porque no existe en toda la creación ninguna conversión semejante a esta.
En la transustanciación toda la sustancia del pan y toda la sustancia del vino desaparecen al convertirse en el Cuerpo, Sangre, alma y divinidad de Cristo. De tal manera que bajo cada una de las especies y bajo cada parte cualquiera de las especies, antes de la separación y después de la separación, se contiene Cristo entero.
Es de fe, por tanto, que toda y sola la sustancia del pan y del vino se transustancia en toda y sola la sustancia del Cuerpo y Sangre de Cristo. Ahora bien, ¿Qué es lo que permanece? Permanecen, sin sujeto de inhesión, por poder de Dios, en la Eucaristía, especies o apariencias o accidentes del pan y del vino.
¿Cuáles son? Las especies que permanecen después de la transustanciación son: Peso, tamaño, gusto, cantidad, olor, color, sabor, figura, medida, etc., de pan y de vino. Sólo cambia la sustancia.
Por la fuerza de las palabras bajo la especie de pan se contiene el Cuerpo de Cristo y, por razón de la compañía o concomitancia, junto con el Cuerpo, por la natural conexión, se contiene la Sangre y el alma y, por la admirable unión hipostática, la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
Y, ¿qué se contiene por razón de las palabras bajo la especie del vino? Por razón de las palabras se contiene la Sangre de Cristo bajo la especie del vino y, por razón de la concomitancia, junto con la Sangre, por la natural conexión, se contiene el Cuerpo y el alma y, por la unión hipostática, la divinidad de Nuestro Señor Jesucristo.
Enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: «Mediante la conversión del pan y del vino en su Cuerpo y Sangre, Cristo se hace presente en este sacramento. Los Padres de la Iglesia afirmaron con fuerza la fe de la Iglesia en la eficacia de la Palabra de Cristo y de la acción del Espíritu Santo para obrar esta conversión. Así, san Juan Crisóstomo declara que: "No es el hombre quien hace que las cosas ofrecidas se conviertan en Cuerpo y Sangre de Cristo, sino Cristo mismo que fue crucificado por nosotros. El sacerdote, figura de Cristo, pronuncia estas palabras, pero su eficacia y su gracia provienen de Dios. Esto es mi Cuerpo, dice. Esta palabra transforma las cosas ofrecidas"1 .
Y san Ambrosio dice respecto a esta conversión: "Estemos bien persuadidos de que esto no es lo que la naturaleza ha producido, sino lo que la bendición ha consagrado, y de que la fuerza de la bendición supera a la de la naturaleza, porque por la bendición la naturaleza misma resulta cambiada. [...] La palabra de Cristo, que pudo hacer de la nada lo que no existía, ¿no podría cambiar las cosas existentes en lo que no eran todavía? Porque no es menos dar a las cosas su naturaleza primera que cambiársela"2 »3 .
Sigue diciendo el Catecismo de la Iglesia Católica: «El Concilio de Trento resume la fe católica cuando afirma: "Porque Cristo, nuestro Redentor, dijo que lo que ofrecía bajo la especie de pan era verdaderamente su Cuerpo, se ha mantenido siempre en la Iglesia esta convicción, que declara de nuevo el Santo Concilio: por la consagración del pan y del vino se opera el cambio de toda la sustancia del pan en la sustancia del Cuerpo de Cristo nuestro Señor y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su Sangre; la Iglesia católica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transustanciación"4 »5 .
Finalmente, enseña Dom Vonier, «el contenido de la Eucaristía es tan vasto que quienquiera acepte con fidelidad la Transustanciación y la Presencia Real no puede equivocarse fundamentalmente después»6 , y posteriormente agrega: «No conozco mejor medio de explicar al lector la gloria de la Transustanciación, que decirle que, después que Cristo en la Última Cena hubo realizado el milagro de la primera consagración, el prodigio estaba completo, nada nuevo ha sucedido desde entonces. El hecho de que millares de sacerdotes consagren hoy en todas partes del mundo no constituye un nuevo prodigio. Todo estaba, desde el primer momento, contenido en la Transustanciación. Ella es el poder de Cristo para transformar el pan en Su Cuerpo y el vino en Su Sangre. Ahora bien, este poder es absoluto, nada lo limita. Si puede hacerse una vez, podrá repetirse siempre, en todas partes, en dondequiera haya pan y vino»7 .
1 De proditione Judae, 1, 6.
2 De mysteriis, 9, 50.52.
3 Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1376.
4 Concilio de Trento, DH 1642.
5 Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1377.
6 Dom Vonier, Doctrina y clave de la Eucaristía, Emecé (Buenos Aires 1946) 117.
7 Ibidem, 181.








CEREBRO Y PERSONA
María Gudin, escribe el capítulo Cerebro y Bioética (p. 265-278) en Manual de Bioética (Gloria M. Tomás coord.) Ariel, 2001, recogiendo en gran parte las ideas de su libro Cerebro y Afectividad. Colección Astrolabio Salud. EUNSA. Pamplona, 2001. Se presenta un resumen.
1. La conciencia desde el punto de vista neurológico apoya la base Bioética del termino persona.
La postura filosófica más coherente no es la estrictamente dualista, ni la plenamente monista. Pienso que lo que está más de acuerdo con la realidad es lo que podríamos llamar un dualismo monista. La función mental no puede reducirse al cerebro, hay algo más, que es lo anímico del hombre, lo espiritual. Sin embargo, nunca encontraremos el límite de dónde termina el cerebro y dónde comienza la mente; mente y cerebro constituyen una unidad. La mente se distingue claramente de lo que es el cerebro (postura dualista), pero se halla tan íntimamente imbricada con él que ambos constituyen una unidad (postura monista). Ésta es la postura del realismo filosófico. El hombre es una unidad entre cuerpo y espíritu, entre mente y cerebro: realidades que pueden distinguirse entre sí pero no separarse. Cómo se relacionan la función mental y los mecanismos de conciencia continúa siendo un misterio.La cuestión más importante del funcionamiento cerebral, y quizá la más insoluble desde el punto de vista científico, es el problema de la conciencia. Es decir, la capacidad del individuo humano de mirarse a sí mismo y mirar al exterior conociendo y transformándose a sí mismo y al entorno que le rodea. ¿Cuándo podemos decir que algo o alguien es consciente? ¿Está consciente un ordenador? ¿Cuál es la base anatómica de la conciencia? ¿Se localiza en algún punto del sistema nervioso?
Así, ante el problema de la conciencia, en filosofía se han producido dos grandes respuestas. La primera es que la conciencia no existe más que en el interior del sujeto, y que no hay separación entre el mundo exterior y lo pensado o percibido. La postura más desarrollada en este sentido es la que afirma que el mundo exterior no existe como realidad autónoma, independiente de la conciencia humana. Sólo existe lo que conocemos.
Por otro lado, la filosofía clásica realista afirma que existe un mundo exterior que es objeto de la conciencia. Un ser está consciente cuando se relaciona con ese mundo exterior. A favor de todo ello está el funcionamiento cerebral, un sistema que se sostiene bajo la premisa de unos datos provenientes del mundo exterior y que desarrolla relaciones interiores para dar respuestas a lo proveniente de fuera de sí mismo.
En Montreal, a principios de siglo, un grupo de científicos se preguntan por el misterio de la mente. Piensan que la forma de llegar a entender el misterio que hay en el hombre es entender los mecanismos de la conciencia. La experiencia común nos dice que estamos conscientes. ¿Pero que es la conciencia? Desde un punto de vista meramente neurológico, la conciencia es el estado de actividad que se caracteriza por sensación, emoción, volición o pensamiento: la mente en el más amplio sentido; algo que en naturaleza se distingue de lo físico.
La conciencia es un término difícilmente definible. Es un concepto particularmente debatido desde el siglo XVI, con Descartes y el racionalismo. Desde el origen de la filosofía se sostuvo prácticamente por unanimidad que conciencia y realidad eran entidades independientes. A partir de Descartes, la separación entre realidad y pensamiento ha sido cuestionada por diversas corrientes de pensamiento. Partiendo del "pienso, luego existo" de Descartes se deduce que la conciencia se identifica con la realidad exterior, y se alcanza la conclusión de que el mundo exterior llega a ser conocido por nosotros a través de la conciencia, de tal manera que existe solamente en virtud de ella. Esto condujo a algunos filósofos, como los empiristas ingleses, entre los cuales destaca Berkeley (1713), a la extrema conclusión filosófica de que nada existe fuera de nuestra conciencia, si no es como función mental. Para Berkeley, el espíritu humano trata sólo con "ideas" que -para este filósofo- están formadas por sensaciones y sus compuestos. Suponemos que ese mundo ideal y mental es representación de otro mundo que es exterior a nosotros mismos; pero este mundo objetivo no lo ha visto nadie porque nadie ha salido jamás de su propia mente. La consecuencia es, para Berkeley, el idealismo absoluto, que consiste en negar una realidad exterior a mi mente o, como dice él, el ser de las cosas consiste en ser percibidas. Posición filosófica difícilmente sostenible, ya que, fuera de su contexto y llevada al extremo, implica que si yo miro a un objeto y me quedo dormido, el objeto dejaría de existir. La posición de Berkeley ilumina, sin embargo, un hecho fundamental de la epistemología, es decir, que el mundo real que existe afuera es sólo accesible a través de la conciencia. Esto ya fue definido por Aristóteles: "Nada es aprendido o entendido que no haya sido antes percibido."
Sin embargo, desde el punto de vista aristotélico se distingue el conocimiento de la realidad exterior. Para la postura realista aristotélica, la percepción de la realidad externa a la mente es diferente de la realidad en sí misma; ambos aspectos no significan lo mismo. En la postura del empirismo inglés esto no ocurre: sólo existe la realidad en cuanto que ésta es percibida por el sujeto; así, el objeto de la teoría del conocimiento de los empiristas es lo ya conocido, que es diverso de lo real, que difícilmente podrá ser conocido. Aristóteles ya había captado que el paso previo al conocimiento es la percepción sensible, pero desarrolla su teoría del conocimiento trascendiendo a la simple percepción. La función mental es abstraer desde el mundo de lo percibido el mundo de lo real, que para el ateniense sí puede ser objeto de conocimiento por parte del hombre.
Estar consciente es, por tanto, el requisito obligatorio para cualquier forma de experiencia humana y para el conocimiento, y cualquier objeto de experiencia y cualquier conocimiento se produce en el contexto de una experiencia externa consciente. La afectividad, los sentimientos propios, ocurren en el seno de una experiencia consciente.
La conciencia, entonces, no puede ser externa a sí misma, ni puede ser un objeto de la realidad exterior, por eso no puede ser observada. Podríamos utilizar la siguiente metáfora para explicarlo: la conciencia es la ventana por la que nos aproximamos al mundo exterior; pero al mirar a través de ella, no podemos verla.
De todo lo que se ha expuesto podemos deducir que el cerebro es el órgano que media entre la función mental y la realidad, y que hay en él algo que se nos escapa. Algunos científicos como Mc Kay (1978) definen la conciencia como alguna clase de programa neural que controla el funcionamiento del cerebro; sin embargo, esta explicación todavía deja algo sin responder: ¿quién está haciendo la programación? Una programación que es variable, libre y cambiable, ¿quién la realiza? La explicación de Me Kay parte de una visión monista del cerebro, en la que todo lo que procede del hombre es cerebral. Es una explicación insatisfactoria del cerebro humano.
Por otro lado, toda la estructura cerebral va en contra de que la realidad externa esté vinculada al mismo funcionamiento del cerebro. Al analizar el cerebro comprobamos que es un órgano con circuitos de entrada y de salida. Es decir, el cerebro es un órgano que no da respuesta de sí mismo, sino que alude a una realidad exterior. Está estructurado en un sistema de entrada ligado a los sentidos externos y un sistema de salida relacionado con el sistema motor. El cerebro es, pues, un órgano que tiene relación con el mundo exterior, que sirve para recibir información, procesarla, y convertida en nuevas ideas, transformar la realidad exterior.
Las dificultades al establecer un puente entre la realidad externa e interna han conducido a algunos científicos como Penfield (1975), Popper y Eccles (1977) a atribuir a la conciencia una cualidad inmaterial de tipo espiritual, y a sostener que algunas partes de la corteza y el tronco cerebrales representan un lugar de confrontación entre estos dos mundos. Esta visión retira el problema de la conciencia del mundo científico y concluye en que el cerebro no da explicación de sí mismo. Parte de los trabajos de investigación de Penfield y la escuela de Montreal se dedicaron a la búsqueda de un sustrato anatómico cerebral de la conciencia humana. Encontraron que presionando partes profundas del cerebro, la zona del diencéfalo y el tronco cerebral, el sujeto perdía la conciencia, y sostuvieron que ése era el lugar anatómico de origen de la conciencia. Es curioso que este grupo encuentra la localización de la conciencia muy cerca de la glándula pineal, el lugar donde Descartes la había situado.
En este momento y desde un punto de vista científico, ya no se reconoce que la conciencia esté localizada en un punto del sistema nervioso. Estar consciente es mucho más que estar despierto, y, por otro lado, alteraciones amplias de toda la corteza cerebral conducen a estados de inconsciencia. La conciencia procede del funcionamiento adecuado de todo el sistema nervioso central, y en definitiva, del cuerpo humano.
Al estudiar pacientes epilépticos se ha podido comprobar que muchos aspectos de la función mental (memoria, lenguaje, pensamiento abstracto, cálculo etc.) pueden ir desapareciendo y lo único que se produce es un oscurecimiento del nivel de conciencia. Es decir, desde el punto de vista cerebral, la conciencia está formada por la unión de funciones variadas, y al faltar parte o alguna de esas funciones, lo que se produce es una parcial degradación de la conciencia. Aquí podríamos poner el ejemplo de la persona que padece un periodo de amnesia: realmente no pierde la conciencia, sino la memoria; la que pierde la capacidad de hablar, no pierde la conciencia, sino el lenguaje, y tantas otras funciones que están englobadas dentro del término más amplio de conciencia.
Podríamos definir la conciencia en términos científicos como una experiencia unificada que es medida de continuidad en el tiempo y que presenta una referencia constante a lo "propio". Algunos de los aspectos de la conciencia son objeto de estudio en las neurociencias: percepción, memoria, afectos, y algunos aspectos de los movimientos voluntarios. Otros aspectos, como el pensamiento, imaginar el futuro y experimentar la unidad del propio pasado, presente y futuro, son más difíciles de tratar desde este mismo punto de vista neurológico.
La única explicación posible del fenómeno de la conciencia es concluir que el hombre, además de conexiones cerebrales y de un cuerpo situado en el tiempo y en el espacio, posee una realidad demostrable filosóficamente que denominamos alma, dotada de inteligencia y un carácter personal, que no se deriva de las propias conexiones neurales, y de la materia que forma el cerebro y el cuerpo humano; por tanto, inmaterial. El alma humana es inmaterial porque es capaz de realizar aspectos completamente ajenos a la materia; como son: querer, pensar, sentir, y realizar la creación artística.
Todo este tema lo desarrolla de manera muy inteligente Antonio Damasio [1] en el libro "El error de Descartes". Descartes parte del hecho de que el pensamiento es previo a la existencia; sin embargo, para Damasio, el cerebro y el resto del cuerpo constituyen un "organismo indisociable, integrado mediante circuitos reguladores bioquímicos y neurales, que se relacionan con el ambiente como conjunto, y la actividad mental surge de esta actuación. Reintegrar la mente en el cuerpo no significa, sin embargo, negar la actividad espiritual elevada, sino ver alma y espíritu como estados complementarios y únicos de un organismo".Así, la expresión "conciencia" en el hombre alude a un aspecto corporal, en cuanto que ahora estamos conscientes en un cuerpo y un cerebro dados, y a otro aspecto intelectual, en cuanto que las operaciones que desarrolla no son meramente físicas y corporales.2. Voluntad y cerebro

La voluntad es una facultad intelectual. Es la tendencia por la cual nos inclinamos al bien conocido intelectualmente. La voluntad no actúa al margen de la inteligencia, sino coordinada con ella. El problema de qué es antes si la voluntad o la razón ha desencadenado rios de tinta en el mundo de la filosofía. Desde el punto de vista neurológico parece que el acto voluntario es previo al intelectual, necesitamos querer para conocer. Está claro que yo no conozco una realidad si no quiero, si "no me da la gana" conocerla.
El inteligente experimento que demuestra este aspecto lo realizan Liber y Cols en 1983. Los investigadores indican a un conjunto de individuos sentados delante de un reloj que se muevan cuando lo deseen. Se les advierte que tengan en cuenta cuando sienten la primera impresión de moverse, y en segundo lugar cuando notan el primer movimiento. Al mismo tiempo se está realizando una técnica neurofisiológica (por electroencefalografía) buscando un tipo de potenciales previos al movimiento. Pues bien, se comprueba que estos potenciales son anteriores a incluso el deseo de moverse, por lo tanto son inconscientes. Estos estudios han sido confirmados más recientemente por otros autores [2]. Los autores concluyen que "la iniciación de un acto voluntario puede desencadenarse inconscientemente incluso antes de que exista ninguna percepción subjetiva de que ese acto se vaya a realizar realmente" [3]. La deducción de estos investigadores es que la voluntad no existe porque, según ellos, todos los mecanismos cerebrales son en último término reflejos. En realidad, parten de un error de principio, consideran que lo único propiamente humano es el pensamiento.
La existencia de un ser estaría ligada con el pensamiento, si la acción de pensar se inicia inconscientemente, es que está ligada con mecanismos de tipo reflejo, y que el hombre no es, en definitiva, libre. Sin embargo, cabría afirmar lo contrario: querer moverse es anterior al acto de percibir que uno quiere moverse, en ese querer moverse está la libertad.
Las tendencias conductistas niegan la voluntad, todo el mundo volitivo sería consecuencia de leyes estímulo-respuesta, y en el mundo de la neurología actual existen corrientes que niegan la existencia de una voluntad libre e independiente de mecanismos neurológicos predeterminados [4]. Sin embargo, los que basándose en mecanismos neurológicos hacen un paso del plano de la ciencia al plano de la filosofía corren un alto riesgo de confundirse. La existencia de la voluntad no es una experiencia meramente neurológica, sino filosófica y real.
La parte inconsciente de la actuación humana es un tema que despierta gran interés en neurología, psiquiatría y en general en todas las ciencias de la conducta. Por un lado, tal y como se señaló en el experimento de Lieber descrito anteriormente, el cerebro inicia el movimiento antes de percibir que quiere hacerlo. Ese mecanismo apunta hacia la existencia de la voluntad como realidad independiente del conocimiento y por tanto inconsciente.
Por otro lado, es verdad que se conoce que el movimiento puede ser iniciado por estímulos no percibidos. Ésta es la base de los mensajes subliminales y la publicidad. Por sí mismo, un estímulo pequeño puede ser fácilmente reconocido, pero emascarado por un estímulo más grande no se percibe. Este fenómeno ha sido demostrado con un estímulo táctil y visual [5]. Su fisiología no se entiende por completo. Taylor y McCloskey [6,7] comprobaron que estímulos aparentemente no percibidos producían una respuesta, pues se comprobó que imágenes que aparentemente la mente no captaba, incluidas en una película, inducían al público a que comprase determinado producto. Ésta es la base de los mensajes subliminales: se capta más de lo que se percibe.
El movimiento voluntario puede ser externamente alterado sin que el sujeto que se mueve note la influencia externa. En este sentido se hallan los experimentos con estimulación magnética transcortical. La estimulación magnética consiste en un campo magnético que al ser aplicado sobre el cráneo lo atraviesa y desencadena una respuesta eléctrica en las neuronas e induce indirectamente un movimiento. Éste es el experimento realizado por Basil-Neto y cols. en 1992. Los investigadores indicaron a un grupo de voluntarios sanos que movieran al azar el dedo índice de una u otra de las manos tras oír la señal que activa el campo magnético. Se comprobó que los individuos movían habitualmente el dedo relacionado con el lugar en donde se había descargado el impulso magnético cortical.
Al realizar mi tesis doctoral con estimulación magnética transcraneal comprobé lo descrito previamente por otros autores: que si el individuo al que se le aplicaba el estímulo pretendía mover el miembro que se estimulaba, la cantidad de campo magnético era menor. Es decir si voluntariamente se pretende el movimiento, hay algo, que podríamos llamar intracerebral, que facilita la respuesta motora. De modo inverso, si se indica a un individuo que mueva un miembro mientras se aplica el estímulo magnético a uno de los lados de la corteza cerebral, el sujeto tenderá a mover el lado donde se descargó el estímulo, porque allí la respuesta es más fácil de ejecutar. Pero todos estos experimentos no implican que el movimiento sea una respuesta condicionada; lo que realmente se deduce es que aunque no conocemos el fundamento último de la función volicional, sí sabemos que existen mecanismos intracorticales que favorecen o disminuyen la posibilidad de una determinada respuesta. La respuesta voluntaria no es una respuesta determinada y fija, sino condicionada por una serie de factores.
Afirmar que toda la respuesta voluntaria humana se debe a dinamismos interiores intracerebrales es una aseveración muy arriesgada y carece de fundamentación neurológica. La voluntad existe, y eso es una experiencia común -yo sólo conozco si quiero conocer-, posiblemente conformada por múltiples mecanismos neurales que desconocemos, y que no tiene un fundamento totalmente biológico. Al igual que la inteligencia, o los mecanismos de conciencia, es difícil la localización intracerebral de la voluntad. Posiblemente, la base neurológica de la voluntad se halla en diferentes circuitos neuronales que se activan a la vez, originando la respuesta voluntaria. Cuanto mayor sea la dimensión de globalidad de la respuesta, es decir, cuanto menos automática sea ésta, puede afirmarse que es más voluntaria y más propiamente humana.

3. El concepto de plasticidad neural como base biológica de libertad en el cerebro humanoEl cerebro humano no es un ordenador, formado por cables rígidos preestablecidos para el desarrollo de la especie. El cerebro es una estructura formada por células vivas, las neuronas, que tienen capacidad de adaptación y cambio. Las neuronas se "comunican" entre sí por medio de conexiones que se denominan sinapsis. Una neurona, con frecuencia recibe decenas de miles de contactos sinápticos. Las conexiones entre neuronas dan lugar a circuitos neuronales, y son estos circuitos los que dan lugar a la actuación del ser humano. Cambios en el número, tipo y función de las conexiones entre neuronas son los que dan lugar a procesos tan dispares como la memoria, el aprendizaje y la reparación de funciones tras una lesión. Estos cambios son lo que se denomina plasticidad neural.
Pongamos algunos ejemplos de lo que es la plasticidad neural. Todos conocemos la gran capacidad que tienen los ciegos de desarrollar otros sentidos con los que valerse para realizar su vida habitual. En ellos se ha comprobado que las áreas cerebrales correspondientes a la visión se hallan disminuidas; mientras que las que corresponden al tacto o al oído se hallan mucho más desarrolladas. Por diversos estudios neurológicos se conoce que en el cerebro humano está representada el área que controla el movimiento de la mano. Se ha constatado que los violinistas, virtuosos del movimiento manual, han desarrollado el área de la mano de cinco a diez veces más que sujetos no entrenados en la interpretación musical [8]."
Mediante técnicas de neuroimagen se ha comprobado en sujetos obsesivos una mayor actividad en la región prefrontal. Tras la realización de psicoterapia, sin ningún tratamiento farmacológico, y habiendo mejorado su situación mental, se pudo comprobar que estas áreas disminuyen en su actividad [9]. Es decir, las neuronas tienen capacidad de cambio, pueden ser "entrenadas" para que desarrollen conexiones en un sentido u otro. Si pensamos que una obsesión es una idea relacionada con circuitos mentales sostenidos, someter a una persona obsesiva a psicoterapia o a un tratamiento médico puede hacer que esos circuitos mentales sostenidos dejen de funcionar de forma reverberante, y que el sujeto sea capaz de cortar con la obsesión.
Los fenómenos de plasticidad neural permitirán educar nuestra forma de ser, de tal manera que mediante una formación adecuada podremos mejorar el funcionamiento global del cerebro y nuestra personalidad. Los cambios necesarios para modular la personalidad, para mejorar el carácter, para moderar un determinado temperamento, no pueden realizarse de modo instantáneo, se realizan únicamente a través de la educación y tras la repetición de actos en un determinado sentido que conllevan la formación de actitudes vitales o virtudes.
Es decir, el cerebro no es una caja oscura en la que entran determinados datos sensoriales y salen transformados en datos de conducta, sino que es un órgano activo con capacidad de cambio interno y dúctil a la voluntad del sujeto. Por tanto, la plasticidad neural en el ser humano es fundamental a la hora de las diferencias que condicionan y determinan el aprendizaje. Cabría preguntarse si esta capacidad es únicamente dependiente de la materialidad genética de cada ser humano. Para ello habría que estudiar seres humanos equivalentes desde el punto de vista genéticos. Es experiencia común que las capacidades que los gemelos desarrollan no son idénticas. La diferenciación va ligada al desarrollo de diversas funciones en el cerebro. Por ejemplo, un gemelo puede dominar un idioma y el otro no, o desarrollar una fobia y el otro no. Es decir, las redes neuronales desarrollan conexiones diversas según la decisión personal de cada sujeto. De ahí la enorme dignidad que radica en la persona humana, un ser que elige su destino, sin que esté determinado por condicionamientos genéticos o biológicos. Especie capaz de cambiar el propio sustrato neural de su pensamiento.
[1] Antonio R. Damasio, El error de Descartes. Ed. Grijalbo-Mondadori, Barcelona, 1996.[2] Haggard, P. y Eimer, M., "On the relation between brain potential and the awareness of voluntary movement", Exp Brain Research, 1999; 126: 128-133.[3] Libet, B., Gleason, C. A., Wright, E. W. y Pearl, D. K., "Time of conscious intention to act in relation to onset of cerebral activity (readiness-potential). The unconscious initiation of a freely voluntary act", Brain, 1983; 103: 623-642.[4] Hallet, M., Misiology of Free Will. American Academy of Neurology. San Diego, California, 1 al 5 de mayo de 2000[5] Mackanik, S. L. y Livingstone, M. S., "Neuronal coi-relates of visibility and invisibility in the primate visual system", Nature Neuroscience, 1998; 1: 144-149.[6] Taylor, J. L. y Me Closkey D. l., "Triggering of preprogrammed movements as reaction to masked stimuli", J. Neurophysiol, 1990; 63: 439-446[7] Taylor, J. L. y Mc Closkey D. l., "Selection of motor response on the basis of unperceived stimuli", J. Neurophisyol., 1996; 110: 62-66.[8] Pascual-Leone, A., Dang, N., Cohen, L. G., Brasil-Nieto, J. P., Cammarota, A. y Hallet, M., "Modullation of muscles responses evoked by transcranial magnetic stimulation during the adquisition of new finer motor skills", Joumal of Neurophysiology, 1995; 74: 1037-1045.[9] Kennedy, S. H., Javanmard, M., Vaccarino, F. J., "A review of functional neuroimaging in mood disorders: positron emission tomography and depression", Can J. Psychiatry, junio de 1997, 42 (5): 467-475.
¿Qué es el alma?


ANEXO:


I.- Noción de ALMA
1.-Los griegos entendían por alma el principio vital, aquello sin lo cual no hay vida. Por eso Aristóteles habla de alma vegetativa en las plantas, de alma sensitiva en los animales y de alma racional en el hombre. Pero la costumbre ha reducido el nombre de alma al principio vital del hombre. Aristóteles la entendió como:
1.- Forma sustancial del cuerpo. (Animales y plantas tendrían formas sustanciales corpóreas ligadas a la materia, que desaparecen con la corrupción).Sólo el hombre tiene una forma espiritual, no inmersa en la materia y por tanto incorruptible.
2.- “Acto primero del cuerpo natural organizado”. Cuerpo y alma no son dos partes yuxtapuestas, sino que están unidas sustancialmente. El alma no es algo añadido al cuerpo
3.- “Aquello por lo que primariamente vivimos, sentimos, cambiamos de lugar y entendemos”

El alma es una sustancia, es decir, es el sujeto permanente y estable de nuestros actos (si no existiera un yo permanente nuestros actos se desvanecerían sin dejar huella.)

2.- Propiedades:

1. Espiritual e inmaterial: significa que no tiene materia y que por tanto puede existir y realizar operaciones independientemente del cuerpo. Tiene una naturaleza espiritual, trascendente a todo lo material, no es visible porque no es extensa. El alma es la parte espiritual del hombre que sobrevive al cuerpo.
2. Simple (no compuesto de partes corpóreas y extensas).Esto no significa que no tenga composición de esencia/existencia; potencia/acto; sustancia/accidentes. El alma humana es una sustancia intelectual cuya esencia - su forma espiritual – está actualizada por su acto de ser. En sentido estricto, las formas no tienen ser, sino que son principios por los cuales las cosas tienen el acto de ser.
3.Inmortal: No se puede corromper ni descomponer porque no es material y no está formada por partes. No es eterna porque ha tenido un principio, pero es inmortal porque no tendrá fin. (Sólo sería posible si Dios la aniquilara). El alma es una realidad que sigue conservando su subsistencia personal a pesar de la disolución y muerte del cuerpo. Ni se podría ser inmortal sin ser espiritual, inteligente y libre, ni se concibe un ser espiritual, inteligente y libre que no sea inmortal.
4. Tiene unas facultades espirituales: es capaz de actividades que trascienden lo material y contingente.
a) Entendimiento (Facultad cognoscitiva espiritual que tiene por objeto lo abstracto y universal, es decir, el concepto que refleja la esencia de las cosas. El entendimiento es una facultad única pero realiza diversas funciones: abstracción,”memoria intelectual” (retiene reflexiones), conciencia, inteligencia, razonar es el acto más complejo del entendimiento)
b) Voluntad (facultad de tender hacia un bien conocido intelectualmente)

II. Pruebas de su existencia

Podemos conocer la existencia del alma de diversos modos:
1.- Por el testimonio de nuestra conciencia que atestigua la unidad individual del yo: Yo me siento la misma persona que cuando era niño. Sin embargo la mayor parte de los elementos materiales de mi cuerpo han variado y se han transformado. Pero hay algo en mí que da continuidad a mi ser. Es el alma que da conciencia de mi yo por la cual pienso y quiero con libre albedrío. El yo que piensa, siente, lee, canta, etc., es un único yo.

El cuerpo me dice qué soy, pero no quién soy. El quién es propio del alma. El cuerpo me dice que estoy hecho de carbono, oxígeno, nitrógeno, calcio, hierro, etc. Pero la personalidad, la simpatía, la cordialidad, la amabilidad, la sinceridad, el orgullo, la soberbia, la mentira, el odio, la venganza, son defectos y virtudes espirituales.

2.- Por la mutua relación entre las operaciones del alma y cuerpo: Comprobamos como lo psíquico repercute en lo corpóreo y al contrario: un problema repercute en el hambre, sueño…y una digestión pesada dificulta el ejercicio del pensamiento.

3.- Por sus actos:

a) Si el alma es capaz de actos espirituales es porque es espiritual. Lo espiritual no puede salir de la materia. El espíritu no está sujeto a las leyes de la materia. Un juicio, un raciocinio o un acto de voluntad no se pueden ver, oler o pesar.
El alma produce operaciones espirituales, luego es espiritual. Es más, el hombre puede conocer su propio potencial psíquico; puede darse cuenta de que piensa y de que sabe. La conciencia y el juicio no son un simple cambio de grado o calidad con respecto al instinto animal, sino un cambio absoluto de naturaleza y de estado. Los animales conocen; pero no saben que conocen. El hombre es el único que puede reflexionar y darse cuenta de que sabe. El hombre no es sólo un ser que sabe sino también un ser que sabe que sabe. Lo que caracteriza al hombre es la conciencia reflexiva.

El hombre -como tiene alma inteligente-, ve, observa, discurre y deduce. El animal -como no la tiene- ve, pero no deduce nada. No sabe discurrir. El animal obra a ciegas. Sigue los instintos que Dios le ha puesto, sin saber por qué.El instinto es como una máquina automática. Funciona siempre igual. Lo que impropiamente solemos llamar inteligencia animal es su capacidad para moverse entre estímulos. El animal responde de la misma manera a los mismos estímulos que excitan sus instintos. En cambio el hombre puede modificar sus respuestas al estímulo. Los animales aprenden cosas por asociación de imágenes y sentimientos; pero no son capaces de hacer un silogismo

b) Se prueba que el alma es espiritual porque realiza actos intelectuales con los que capta lo que no impresiona a los sentidos, lo que no se ve ni se toca, lo que no tiene color, ni forma, ni peso; lo que no es material: el deber, la justicia, la nobleza, el honor, la virtud, el heroísmo

Ej: Decir “te amo” y “I love you” suenan de modo totalmente diferente. Sin embargo el español y el inglés entienden la misma idea. El proceso físico-biológico de ondas sonoras y sensitivas es distinto. Pero la idea que expresan es la misma. Lo que pertenece al orden material es distinto, pero la idea que se capta con el alma espiritual es la misma.

c) Los conceptos abstractos no están sujetos al tiempo y al espacio. No como las cosas sensibles que perecen. Los conceptos abstractos son invariables en el espacio y en el tiempo.
d) El hombre es un ser que se pregunta por el último sentido de lo que hace y de lo que es. Ésta es una pregunta que no se hace el animal. El hombre es un ser que se plantea problemas. Por esto se distingue de los otros seres que componen el Universo. Lo lógico del hombre es que se haga preguntas transcendentes:
La materia inerte no se plantea ninguna cuestión sobre sí misma. La mesa es lo que es, sin inquietarse por lo que es, o lo que debe ser. El animal tampoco discurre. Vive, ejerce sus apetitos y sus instintos, pero sin reflexionar, sin interrogarse sobre ellos: sobre su objeto y sobre su valor. El hombre, por el contrario, es capaz de reflexionar, de volver sobre sí y sobre sus actos. En la interrogación y en la reflexión, nacen y maduran nuestras acciones auténticamente humanas.

e) Si no tuviéramos alma inteligente, no habría cultura, ni ciencia, ni artes, ni técnica.

4.- La libertad: La espiritualidad del alma se prueba, además, porque el hombre es libre. Y lo probamos con la propia experiencia. Yo soy consciente de que tengo libertad para rascarme la nariz, o cualquiera de las dos orejas, indistintamente. En cambio, sé que no puedo detener libremente las palpitaciones de mi corazón. Tampoco soy libre para dejar de tener hambre, si dejo de comer. Es decir, nadie puede discutirme que soy libre para algunas cosas, aunque no para todo.
Y la prueba de que todos los hombres creemos en la libertad humana, es que nos indignamos ante ciertas acciones monstruosas que suponen libertad y responsabilidad: un hijo que apuñala a su madre para robarle. En cambio, si la acción se hace sin libertad (el que apuñala a su madre estaba loco) esto no provoca indignación, sino que da lástima.
Comprobamos también que podemos dominar nuestros instintos, es decir, sobreponernos a lo que “nos pide el cuerpo”, incluso podemos “hacer huelga de hambre” porque lo decidimos con nuestra voluntad y porque no son actos meramente fisiológicos.



5.- Algunas manifestaciones de espiritualidad humana son:

1. La conciencia
9. El control de los instintos
2. La intimidad
10. La voluntariedad de la acción humana
3. La capacidad de abstracción
11. Las creencias
4. La formulación de juicios
12. La cultura
5. La reflexión
13. La creatividad
6. La búsqueda de la verdad
14. El lenguaje conceptual
7. Las preguntas acerca del sentido de la existencia
15.La disparidad temporal entre los acontecimientos nerviosos y la experiencia consciente
8. La libertad
16.El carácter unitario de las experiencias humanas


6.- El comportamiento corporal del hombre no puede explicarse tan sólo biológicamente. Algunas manifestaciones de ese comportamiento indican una finalidad superior a la que transmiten los animales. Un ser que puede sonreír, que se expresa con gestos faciales, que utiliza sus manos para expresar lo que siente, que llora, que ríe etc, no es un ser puramente biológico. Comprende pronto que comparado con el animal, es biológicamente deficitario.
Desde el punto de vista corporal el hombre está menos preparado para sobrevivir que el animal. Está más indefenso: su infancia es más larga que la del animal, necesita más protección...Sus instintos son más pobres que los de los animales. Es un ser más inespecializado que el animal. Si la supervivencia del hombre dependiera sólo de su aspecto biológico, sería un ser inviable. Además tiene un conocimiento superior al del animal, realiza operaciones intelectuales complejas (formación de conceptos, razonamientos deductivos, inferencias...).Los animales son incapaces de hacerse ideas generales y abstractas de las cosas. Se observan también diferencias notables entre el lenguaje del hombre y el del animal, no sólo por el contenido conceptual sino también por la intencionalidad con que se utiliza (ironía, metáforas...)
Frente a los animales, el ser humano tiene libertad y una voluntad que le facilita el control de sus actos y el dominio de sus instintos. Aunque tenga sentimientos, pasiones y emociones, puede decidir no seguirlos, puede racionalizarlos. Sólo el hombre actúa por "razones", no por estímulos. Sólo él puede ser responsable.
El hombre es el único ser que tiene conciencia de sí mismo, el único que puede hacerse cargo de su propia realidad, captarse a sí mismo como un yo. No sólo capta como es, sino cómo ha sido y será. Este modo de actuar reflexivo (reflexión sobre el mundo y sobre sí mismo) indica que no puede explicarse únicamente desde una perspectiva biológica.
No se puede olvidar al mismo tiempo, que esas capacidades y su comportamiento, están unidos indisolublemente a una realidad orgánica. El cerebro es absolutamente necesario para ejercitar este tipo de conducta; sin embargo, por muy perfecto que sea no puede explicar el pensar. Como explica Zubiri, el cerebro no intelige ( entiende), pero es el órgano que utilizamos para pensar. El cerebro hace viable la inteligencia y la integra con las estructuras sensoriales.
La indeterminación y la inespecialización del comportamiento del hombre se ha suplido por los llamados "patrones no biológicos de comportamiento", es decir, los patrones culturales. Se pueden agrupar en tres grandes tipos: los utensilios (fuego, herramientas..),las costumbres (enterramientos, creencias, rituales mágicos...) y el lenguaje. Estos elementos facilitaron una actividad cooperante y social.
En el hombre la dimensión biológica se complementa con la cultural, puesto que sin la cultura el hombre es un ser biológicamente inviable. El animal está programado por sus instintos, de manera que sabe a qué atenerse y cómo actuar. El hombre se ve obligado a considerar racionalmente la realidad, a pensar para realizar su proyecto existencial. El hombre necesita una cultura, necesita adquirir un conjunto de conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres, y otras capacidades y hábitos que le ayuden a vivir en una sociedad.
El hombre es un ser social y está sometido a un proceso de socialización mediante el cual el individuo es absorbido por la cultura de su sociedad. Fundamentalmente, la socialización es un aprendizaje por el que el individuo aprende a adaptarse a grupos, normas, y valores. Como proceso es permanente, pues dura toda la vida del sujeto.
El hombre debe aprender a ser hombre. La vida humana se considera como un incesante aprendizaje que conduce a un mayor grado de humanización. La cultura le permite heredar lo alcanzado por las generaciones anteriores. ¿Qué hereda el hombre?
1.Hereda el lenguaje: El lenguaje indica la dimensión social del hombre. No tiene una base instintiva como el del animal. Requiere un aprendizaje. "Sólo el hombre, entre los animales, posee la palabra. La voz es indicador del dolor y placer; por eso la tienen también otros animales.(...)En cambio, la palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto."(Aristóteles)
2.Hereda una formación personal: los valores, los modos de comportamiento social, las normas, las ideas, etc las adquiere el hombre mediante la educación familiar, el medio social y la escuela.
3.Hereda un equipo instrumental : utensilios, técnica etc, inventados por las generaciones anteriores.
4.Hereda un acervo de creencias, saberes, y conocimientos sobre las cosas y sobre sí mismo
5.Hereda una experiencia cultural y artística: la literatura, pintura, música, cine,...son patrimonio de la humanidad.


III.- El problema mente-cerebro

Es una variante de un multisecular dilema expresado de diversas formas disyuntivas como: alma-cuerpo, materia-forma, espíritu-materia, mente-cuerpo o mente-cerebro. El alma, para pensar, se sirve del cerebro como de un instrumento; pero el cerebro sin alma que lo vivifique, no hace nada; está muerto. Es una bombilla sin corriente. Si el cerebro piensa, es por el alma. La diferencia entre el cerebro de un muerto y el de un vivo es que uno tiene alma y el otro no.
El cerebro es condición para el raciocinio. La condición es necesaria, aunque no sea causa. Del mismo modo en que una ventana es condición necesaria para que la luz del sol entre en la habitación, pero la causa de la luz no es la ventana sino el sol, la causa del raciocinio es el alma. El cerebro es tan sólo la condición, el instrumento.
Sin embargo, la mente, el espíritu, es algo independiente del cerebro. La mente no es un producto del cerebro. La mente no es algo físico. Depende del cerebro pero no es el cerebro, no es algo fisiológico. El espíritu, inteligencia o mente, no es una producción material. Si es cierto que el cerebro puede ser comparado a una máquina provista de todos los dispositivos electrónicos más perfectos y los conmutadores mejor ajustados, es necesario, sin embargo, que le añadamos un operador: el alma .

El neurólogo australiano John C. Eccles, Premio Nobel, dice: «Los fenómenos mentales trascienden claramente los fenómenos de la Fisiología y la Bioquímica» Querer comprender la mente humana estudiando sólo el cerebro, es como pretender entender un programa de televisión estudiando sólo los transistores y los circuitos integrados del interior del televisor. El programa de televisión supone muchas horas de pensar de técnicos, programadores, realizadores, etc. La mente humana no se puede reducir a un ordenador. El ordenador no siente cariño, ni alegría, ni remordimientos. El ordenador archiva datos, pero no tiene conciencia ni iniciativa. Un magnetófono graba lo que se le dice, pero es indiferente a lo que se le diga. Lo mismo se queda si se le cuenta un chiste que si se le insulta. La persona humana, no.

El cerebro y el alma son dos cosas distintas. Para el ser humano el cerebro es un soporte inevitable de la mente. La mente no es el cerebro y éste no basta para explicar los fenómenos mentales .El cerebro se palpa, se pesa, se mide; y el alma no. Los procesos psíquicos no poseen ninguna de las propiedades que observamos en la materia... Por otra parte, la materia no presenta ninguna de las propiedades de lo psíquico... El hombre aúna ambas clases de procesos: su cuerpo se compone de materia, y su vivencia consciente es de naturaleza inmaterial, psíquica.

Al analizar el cerebro comprobamos que es un órgano con circuitos de entrada y de salida. Es decir, el cerebro es un órgano que no da respuesta de sí mismo, sino que alude a una realidad exterior. Está estructurado en un sistema de entrada ligado a los sentidos externos y un sistema de salida relacionado con el sistema motor. El cerebro es, pues, un órgano que tiene relación con el mundo exterior, que sirve para recibir información, procesarla, y convertida en nuevas ideas, transformar la realidad exterior.

IV.- Origen del alma: “Lo inferior no puede explicar lo superior”. El alma no puede tener su origen en lo material. Por ese motivo el origen del alma no puede proceder de generación espontánea a partir de la materia, ni por evolución de especies inferiores, ni por generación de los padres. Es necesario admitir que ha sido creada por Dios de la nada. La acción de Dios produce el único ser de la persona, que es a la vez espiritual y material.
La acción divina existe en los seres naturales, pero en el caso del hombre produce unos efectos especiales que son posibles porque existen unas condiciones materiales apropiadas. El cuerpo está preparado o configurado para cumplir funciones no orgánicas: trabajar, pensar, querer, hablar...Las dimensiones espirituales se encuentran compenetradas con las condiciones materiales.


El 17 de mayo de 1979, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, publicó una carta en la que se reafirman datos esenciales de la fe católica sobre el más allá. El Papa Juan Pablo II aprobó previamente el texto de la carta que tiene así el valor de magisterio auténtico papal. Allí se dice textualmente: La Iglesia afirma que un elemento espiritual sobrevive después de la muerte. Un elemento dotado de conciencia y voluntad, de suerte que el mismo "ser humano" subsiste. Para designar este elemento la Iglesia usa la palabra "alma", término usado en el lenguaje de la Biblia y la Tradición. Y aunque este vocablo tiene varios significados en la Biblia, la Iglesia piensa que no hay razones válidas para prescindir de esta palabra. Por otra parte, la Iglesia considera que es absolutamente indispensable el uso de alguna palabra para transmitir el dato de la fe de una supervivencia entre la muerte y la resurrección final.

V.- Otras cuestiones:

1.- Unidad alma-cuerpo

1.- El hombre es una sustancia espíritucorpórea. Es un espíritu encarnado, un cuerpo espiritualizado. Cuerpo y alma no están yuxtapuestos, sino que están unidos sustancialmente. El alma organiza y anima la materia formando al cuerpo. En cierta medida se puede decir que el hombre tiene experiencia de esa unión:
a) El hombre tiene conciencia de pensar y sentir. Aunque estas operaciones intelectuales y sensibles se hacen de modo diferente, sin embargo tenemos conciencia de que las hacemos nosotros. Hay una articulación entre el conocimiento sensible y el intelectual. Soy yo el que veo y soy yo el que piensa. No es otro.
b) Mis actividades sensibles e intelectuales a veces se obstaculizan y hasta pueden llegar a suprimirse. Por ejemplo: si experimentamos un dolor fuerte no podemos o pensar al mismo tiempo o reflexionar abstractamente porque toda la atención está absorbida por la sensibilidad. Inversamente si estamos absortos en nuestras reflexiones, no percibimos casi nada. Es evidente que esta oposición entre las distintas capacidades sólo es posible si derivan de un único principio: yo mismo.
c) Hay actividades, como las pasiones, sentimientos y afectos, en las que intervienen simultáneamente el cuerpo y el alma: tener miedo, enfadarse, estar triste… La interioridad del hombre se manifiesta a través del cuerpo, del rostro, de los gestos, del lenguaje.

2.-. ¿Se puede decir que lo animales tienen alma? Si se entiende por alma principio vital sí, porque todo ser vivo debe tener un principio inmaterial que sea la forma que actualiza al cuerpo, pero si se entiende una sustancia espiritual dotada de inteligencia y voluntad no. A diferencia del “alma” o principio de vida animal, el alma del hombre no está inmersa en la materia y no depende de ese cuerpo. El alma organiza la materia. En los animales ese principio vital deja de existir en el momento en que el cuerpo está desorganizado y se muere.

ð Para entender esto puede ayudar un ejemplo: Si tenemos una esfera de cristal y se rompe, desaparece su forma redonda, porque sólo existía en dependencia de ese estado material. Del mismo modo el “alma animal o vegetal” desaparece cuando no tiene partes materiales a las que informar. El alma siempre actúa como forma de un cuerpo. El alma del hombre no depende de la materia en cuanto a su existencia.
ð Por este motivo se emplea el término “espiritual” para designar un ser cuya existencia no depende de la materia y subsiste con independencia de ella. El hombre es un ser espíritu- corpóreo que tiene un alma inmortal e incorruptible cuyas facultades son inteligencia y voluntad. Todo lo espiritual es inmaterial y no puede corromperse. (El alma de los animales y plantas sería inmaterial, pero no espiritual). En la mentalidad actual nos resulta difícil distinguir “espiritual” e “ inmaterial” porque nos influye la filosofía de Descartes y la separación que hace entre sustancia pensante y sustancia extensa y por eso nos resulta difícil no identificar “alma” y “espíritu”, pero sabemos que el alma del animal y del vegetal no puede ser espiritual. No hay ninguna razón para admitir la espiritualidad del alma animal.
ð Lo que obliga a admitir la espiritualidad del alma humana es la presencia en el hombre de actos como la abstracción y la reflexión que no pueden ser simplemente orgánicos. Para que el alma pueda comprender a través de la inteligencia necesita potencia sensibles que actúan mediante órganos sensibles (los sentidos). Sin embargo, para explicar la conducta animal basta admitir la imaginación, la memoria y la estimativa. El alma animal no existe independientemente del cuerpo, no es subsistente.


3-.La ciencia no contradice la espiritualidad humana. No podría hacerlo porque no tiene método adecuado para tratarlo. Tampoco sería lógico que la ciencia es un producto del espíritu.



Denominaciones del problema
mente cerebro:
Materia
Espíritu
Cuerpo
Alma
Cuerpo
Mente
Materia
Conciencia
Físico
Psíquico
Fisiológico
Psicológico
Cerebro
Mente
1.- Las Vías de Santo Tomás


Se trata de una serie de argumentos que parten de hechos que podemos confirmar con nuestra experiencia sensible. (a posteriori ) . Cada vía se compone de los siguientes elementos:
1. Un punto de partida: la constatación de un hecho de experiencia.
2. Aplicación del principio de causalidad: mostrar que ese hecho tiene que ser necesariamente causado. Se constata así la existencia de un proceso subordinado de causas potencialmente infinito.
3. Necesidad de establecer un límite en el proceso de causas constatando la existencia de una primera causa de la cual depende todo el proceso y cuya presencia explica el hecho de experiencia que actualmente ocurre.
4. Demostración de que la primera causa del ser necesariamente es Dios y tiene los atributos específicos de Dios. En conclusión Dios existe.

1.- Primera Vía o Prueba del movimiento

a)
Punto de partida: el movimiento. Es patente que hay cosas que se mueven: cambian de lugar, de cantidad…
b) Aplicación del principio de causalidad: Todo lo que se mueve es movido por otro porque nada se comunica a sí mismo el movimiento de un modo radical y absoluto. Incluso los seres que tienen por sí mismos el movimiento, como son los seres vivos, a su vez tienen la vida recibida de otro que les da el ser.
Negar esto supone negar el principio de no contradicción que afirma que no podemos a la vez ser y no ser, tener el movimiento y no tenerlo. Luego, si en un momento no teníamos el movimiento, y, después lo hemos recibido se debe a una causa que lo ha producido. A su vez esta causa lo habrá recibido de otra anterior. Llegaríamos así a la existencia de una cadena potencialmente infinita de causas.
c) Límite en el proceso de causas: Necesariamente la serie de causas ha de tener un límite, ya que todo el ser del movimiento se recibe de la causa antecedente y ésta de la anterior. Pero suponer la existencia de una cadena infinita de causas significa negar la existencia de un primer motor que esté al comienzo del proceso, y la de un segundo, y un tercero y la del que estamos viendo actualmente, que depende, en última instancia del primero. Por todo esto, ha de existir una primera causa que ponga límite al proceso infinito de causas.
d) Primera causa: Es necesario afirmar la existencia de un Primer Motor Inmóvil, ya que si no debería la causa de su movimiento a otro. Ese primer motor, causa de todo el movimiento, debe ser acto puro, sin mezcla de potencia.







2.- Segunda Vía o Prueba de la Causalidad


a)
CAUSAINCAUSADA
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¥ 0






Punto de partida: Es patente que hay seres causados: unos seres influyen en la producción de otros.
b) Aplicación del principio de causalidad: Toda causa depende en su ser y existir de otra causa anterior, pues ningún ser es causa de sí mismo de un modo radical y absoluto. Así se establece un proceso subordinado de causas potencialmente infinito.
c) Límite en el proceso de causas: Necesariamente la serie de causas ha de tener un límite, ya que si no existiera la primera causa tampoco podría existir la segunda, ni la tercera... ,ni la que actualmente estamos observando.
d) Primera causa: Es necesario afirmar la existencia de una Causa Primera, Causa de sí o Incausada, a la cual llamamos Dios.


3.- Tercera Vía o Prueba de la Contingencia

a) Punto de partida: Conocemos por experiencia que los seres son contingentes: son seres que existen, pero podrían no existir. Vemos constantemente que se generan y se corrompen, nacen y mueren. Son seres que tienen el ser, pero no son el Ser porque han recibido el acto de ser.
b) Aplicación del principio de causalidad: Los seres contingentes no tienen en sí la razón de su existencia. La han recibido de otro., y a éstos se la ha comunicado otro ser y así sucesivamente.
c) Límite en el proceso de causas: No cabe suponer la existencia de un proceso infinito de seres contingentes. Si todos los seres fueran contingentes, tendríamos que afirmar que hubo algún tiempo en que no habría existido nada y como de la nada, nada sale, tampoco ahora existiría alguna cosa. La suma de seres contingentes produce siempre un ser contingente que tienen tanta necesidad de una causa como cada uno de los seres que componen todo el proceso.
d) Primera causa: Es necesario afirmar la existencia de un Ser Necesario, que exista por sí, para explicar la existencia de cada ser contingente. Este Ser Necesario no tiene el ser recibido de otro, sino que el mismo es su mismo ser. A este Ser Necesario le llamamos Dios.










4.- Cuarta Vía o Prueba de las Perfecciones


a) Punto de partida: Es evidente que existen grados de perfección en los seres que nos rodean. Unos poseen mayor bondad, belleza, inteligencia, etc.
b) Aplicación del principio de causalidad: ¿ Cuál es el origen de esas perfecciones que tienen los seres en grado diferente? Los grados de perfección sólo se pueden explicar por la existencia de una perfección absoluta en su género, esto es la Bondad, la Belleza o la Inteligencia absolutas de las que aquellas perfecciones parciales y relativas participan.
c)
Todas las perfecciones en su grado Infinito se identifican y se integran mutuamente entre sí en un ser Supremo infinitamente perfecto. Los entes tienen las perfecciones recibidas de alguien que las posee en mayor grado que ellos.
d) Primera causa: Luego ha de existir la Perfección Suma e infinita a la cual llamamos Dios.


5.-Quinta vía o Prueba de las Causa finales

a)
Punto de partida: Conocemos por experiencia la existencia de un orden en el universo. Comprobamos como en el universo todo lo existe se dirige a un fin. Vemos que cosas que carecen de conocimiento como los cuerpos naturales, obran por un fin como se comprueba observando que siempre o casi siempre, obran de la misma manera para conseguir lo que más les conviene; así se comprende que no siguen su fin obrando por azar, sino intencionadamente.

b) Aplicación del principio de causalidad: La tendencia a actuar conforme a un fin presupone la existencia de un fin o una causa final, a la cual se ordena y dirige, y éste a su vez se ordenará a otro posterior constatándose una cadena sucesiva de fines.

c) Límite en el proceso de causas: No se puede proceder así infinitamente, ya que si no hubiera un fin supremo tampoco existirían los fines intermedios que son fines que se ordenan al último fin.

d) Primera causa: Es necesario concluir que existe un único principio ordenador que garantiza el orden en el universo, es decir, existe una Inteligencia Suprema y ordenadora que dirige todas las cosas naturales a su fin, y a este Ser le llamamos Dios.
1.-Noción de causa:

Se entiende por causa aquello de lo cual algo depende en su ser o en su obrar. Es aquello de lo que se sigue el ser de otro. Para que algo se considere como causa tiene que haber tres características:
1. Que Influya realmente en algo y por lo tanto ese algo tenga una dependencia efectiva en el ser.
2. Que se distinga la causa y el efecto
3. Que haya una prioridad de la causa sobre el efecto (toda causa es anterior al efecto)
Aristóteles distingue cuatro tipos de causa:
a) Material: aquello de lo que algo se hace.( Ej: mesa de madera)
b) Formal: aquello que determina que una cosa sea lo que es (Ej: la forma de la mesa)
c) Eficiente: aquello que produce el cambio de una cosa (Ej: el carpintero)
d) Final: aquello en virtud de lo cual algo se hace(Ej: para adornar)

2.- Distinción entre causa, principio, condición y ocasión

 Principio: inicio de lo que algo procede. Toda causa es principio, pero no todo principio es causa. El principio no supone un influjo real en el ser causado.
 Condición: requisito o disposición necesaria para el ejercicio de la causalidad. Es algo que hace posible o impide la acción de una causa. Se distingue entre condiciones necesarias (sine qua non: imprescindibles para producir el efecto) y suficientes (convenientes, pero no imprescindibles)
 Ocasión: aquello cuya presencia favorece la acción de una causa.


3.- Causas intrínsecas de los entes

Los principios intrínsecos constitutivos de un ente son la causa material y la causa formal. Si la materia de un objeto se corrompe o la forma deja de estar plasmada en dicha materia, el objeto deja de ser lo que era. Es decir, la causa material y formal están presentes en todos los entes materiales.
La teoría hilemórfica, formulada por Aristóteles, explica que toda sustancia corpórea está compuesta de materia y forma. La materia y la forma se relacionan entre sí como la potencia y el acto. Del mismo modo que la potencia necesita ser actualizada por un acto, la materia está subordinada a la forma. La materia es potencia respecto a la forma y la forma acto respecto a la materia.





a) Causa Material: Es aquello de lo que se hace algo. En la formación de los entes corpóreos la causa material es la materia prima porque antes de ser algo, esa materia es pura potencialidad. Pero en los entes concretos que ya vemos, la causa material es la materia segunda, es decir, una materia concreta y determinada.

Materia Primera o Prima Materia Segunda

Pura potencia, Indeterminada Potencia ya determinada
No tiene forma alguna Recibe formas accidentales
Lo que tienen en común los entes materiales Propia de cada ente material
Individual
No puede ser conocida por los sentidos Se percibe externamente
Permanece en los cambios sustanciales Puede variar en los cambios accidentales


b) Causa Formal: es el acto o perfección intrínseca por lo que algo es lo que es (hombre, animal, planta…) La forma no se confunde con la figura. La forma por la que este ente corpóreo es hombre no es la figura de ese hombre concreto, sino el acto de esa materia concreta. En cualquier ente existe una forma o acto sustancial, por la que es lo que es, y formas accidentales que le van determinando.


Forma sustancial Forma accidental
(Accidentes)
 La forma sin la cual un ente no sería nada.
 Da al ente su modo de ser: el alma en el caso del hombre.

 Actualiza a la materia primera  Acto que modifica una sustancia.
 9: cantidad, cualidad, relación, tiempo, espacio (lugar y situación), acción, pasión, hábito).
 Actualizan a la sustancia en la que inhieren


3.- Causa extrínsecas

Todo lo causado depende de dos principios extrínsecos: la causa eficiente y final. La causalidad intrínseca exige la intervención de un agente exterior.

A) Causa eficiente: es el principio del cambio. Sus características son:
1. Es un principio extrínseco al efecto. El efecto siempre es posterior a la causa.
2. Transmitir al sujeto la perfección que le convierte en efecto suyo.
3. En la causa siempre hay algo más perfecto que en el efecto.



a.1) Noción de causa Primera y segundas: Cuando se habla de la Creación se presenta a Dios como causa primera . Crear significa causar el ser de las cosas y esto sólo es propio de Dios que es causa incausada. Las demás sustancias creadas no dan el ser de las cosas, pero pueden ser causas del hacerse de las cosas o transformadoras de las que Dios se sirve. La única causa de ser es Dios, pero El asocia en su acción a las causas segundas.

a.2) Causalidad instrumental: Es la que no actúa sólo en virtud de su forma, sino porque es movida por el agente principal. Su efecto se asimila a la forma del agente principal (Ejemplo: el pincel de un pintor). El instrumento puede ser un objeto o una persona.
La acción instrumental, de por sí, no tendría efecto sin el agente principal, pero el instrumento, utilizado por el agente principal, da a la acción algo propio de mayor o menor calidad según sea el instrumento. El efecto de la acción instrumental debe atribuirse al agente y no al instrumento. (Ej: los milagros, conseguidos por intercesión de los santos, se atribuyen a Dios).

a.3) El obrar de la causa eficiente: La causa eficiente debe ser una sustancia que influye en el objeto a través de su acción (accidente). Todas las cosas son capaces de obrar, manifestando por medio de las operaciones su perfección intrínseca. A través de sus operaciones , las criaturas alcanzan su fin.
Sin embargo, el obrar de Dios, no es algo añadido a su sustancia, sino que se identifica con su mismo Ser.
En metafísica se distingue el término “ obrar” (hacer algo en acto) de “Operar” (acción inmanente). Las acciones pueden ser:

a) Acciones transeúntes: aquellas cuyo efecto pasa a otro (Ej: cortar una planta). La acción es transitiva y perfecciona a un ente exterior. La acción transitiva constituye el predicamento o categoría denominado acción.

b) Acciones inmanentes: No proceden de un agente externo sino del propio individuo. La acción inmanente permanece en el propio sujeto, y aunque pueda pasar a otro, fundamentalmente se queda en él. Por eso se llaman “ operaciones” (Ej: reflexionar, querer, entender). La acción inmanente forma parte del predicamento cualidad.

a.4) Fundamento del obrar: ¿Qué se requiere para poder obrar? Estar en acto porque si obrar es comunicar de algún modo la actualidad propia, cualquier agente obra en la medida en que es un acto. El ser – origen de la actualidad de cualquier acto- es el fundamento de las operaciones. Por eso se dice que “el obrar sigue al ser” porque el ser es la perfección más radical del ente.
Como las criaturas no son puro ser, sino que tienen el acto de ser recibido en una esencia que lo limita, esa esencia hace que puedan actuar de un modo u otro, según la naturaleza que les corresponde. (Ej: un animal no puede pensar, el hombre no puede volar, etc). Por eso se dice que la naturaleza es la esencia en cuanto principio de operaciones.
La sustancia de cualquier ente se manifiesta a través de su modo de obrar. (Ej: la espiritualidad del hombre se manifiesta a través de su pensamiento y voluntad). Aunque el ser y la naturaleza son principios del obrar de cualquier criatura, lo que “actúa” realmente es el sujeto. El ser o la esencia no actúan, sino el compuesto de ambos: el ente concreto.
Cada ente tiene potencias o facultades operativas que le permiten actuar. Esas potencias exigen que el ente, cuando vaya a realizar una acción, las actualice. Las facultades se especifican por sus actos. (Ej: amar es un acto de la voluntad, ver de la vista,…)

B) CAUSA FINAL

b.1) Definición: Es aquello por lo que un agente se determina a obrar, aquello en vista de lo cual algo se hace: la meta de sus operaciones. Características:
1. El fin es el primer principio y a la vez el término de la actividad del ente.
2. Es atractivo: Nos mueve a actuar.
3. Tiene razón de bien porque perfecciona al ente que lo consigue.
4. Es difusivo: tiende a comunicarse.
5. Puede ser:
 Fin último: aquel por el que se tiende a todos los demás fines.
 Fin próximo: aquel que se pretende para conseguir otro ulterior.

b.2) “ Todo fin tiene razón de bien”:
El término de cualquier inclinación constituye una perfección para el sujeto, es decir, un bien que se desea alcanzar porque es conveniente para el sujeto. Por eso lo propio del fin es atraer. Si el fin atrae, es precisamente porque es bueno y puede perfeccionar al ente, haciendo que lo busque.

b.3) “Todo agente obra por un fin”:
 1. Los seres irracionales: Observando la naturaleza comprobamos que todos los procesos naturales están en función de algo (Ej: el animal come para alimentarse, los pulmones están para respirar…) y que existe un orden en la naturaleza que permite la subordinación de unas cosas a otras. Como las criaturas carentes de conocimiento no pueden dirigirse a su fin mediante el conocimiento, es necesario que una inteligencia ordenadora las ordene .
Ej: el animal que construye el nido siempre igual, no lo hace con conocimiento, sino que está “programado” para hacerlo.
 2. Los hombres: También los seres inteligentes actuamos por un fin: primero conocemos las cosas y en función de su conocimiento nos proponemos unos objetivos u otros, y ponemos los medios para conseguirlos. Si no actuáramos por fines las cosas nos serían totalmente indiferentes y no actuaríamos.
Los seres inteligentes se mueven a sí mismos hacia su fin, ya que tienen dominio sobre sus actos. El hombre debe aspirar a todo aquello que le perfecciona, aunque a veces ,puede considerar bien aparente algo que no lo es .
El fin último del hombre es Dios porque su posesión es aquello que más le perfecciona, Como el hombre es libre, puede rechazar esta opción y poner su fin en su dinero, prestigio, poder, placer, etc, es decir , en él mismo.
 3. ¿Actúa Dios para conseguir un fin? No, porque no hay nada fuera de Él que tenga razón de bien, porque El es la Bondad por esencia y no hay nada que falte a su naturaleza. Cuando Dios actúa es para comunicar su bondad.




Conexión entre las causas

a) Subordinación entre las causas

El fin es la primera de las 4 causas (es la " causa de las causas"), el presupuesto necesario para que se den los otros tipos de causalidad: el fin mueve al agente, el agente produzca el cambio de la forma y la forma organiza la materia. Las cuatro causas no son yuxtapuestas, sino que existe un orden entre ellas. La materia y la forma - causas intrínsecas - no se unen sino es por la intervención de un agente, que a su vez no actúa sino es por la intención de un fin. (Causas extrínsecas).
 La conexión de estas 4 causas tiene especial interés en el acto humano libre. La decisión libre de la voluntad es la causa de los demás actos humanos. Además, siendo el fin la causa de las causas, el ejercicio de la libertad es la causalidad más perfecta porque sólo la voluntad libre decide sobre el fin.
 Además el fin del hombre se convierte en deber para él porque es aquello que le perfecciona. Este deber ha de ser cumplido en libertad porque el hombre no está finalizado con necesidad.

b) Relación con la Causa Primera

Las causas creadas influyen en el ser del efecto, especialmente en el modo de ser, porque sólo Dios crea de la nada. Toda acción causal de las criaturas exige la existencia de una Causa primera. La causalidad divina tiene como objeto el propio ser. Esto implica:

a) La creación: acto por el que, partiendo de la nada, se comunica el ser a todas las criaturas creadas. Es un acto único por parte de Dios, aunque, como el hombre es un ser temporal, sólo puede contemplarlo desplegado en el tiempo.
b) La conservación: esa imposibilidad que tenemos nosotros de contemplar la creación en un solo acto por parte de Dios, nos lleva a hablar de que Dios mantiene o conserva el ser de las cosas creadas. La conservación es el acto creador de Dios prolongado en el tiempo.



Causalidad de las criaturas
Causalidad de Dios


 No crean realmente el ser

 Parte de una materia

 Está limitada

 Causa predicamental

 Causa por participación
 crea y conserva el ser

 De la nada

 Es omnipotente y universal

 Causa trascendental

 Causa por esencia





Identifica los conceptos metafísicos de este poema

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verde le han salido.
¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
hunden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna mísera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
1.- Definiciones:
1. “Aquello que cuando es percibido causa placer y en consecuencia atrae la mirada”.
2. Cualidad que se predica de lo que es objeto de la vista y el oído.
3. Es una cualidad de las cosas independientemente de quien lo perciba. (En este sentido es objetiva)
4. Tiene también una dimensión subjetiva entendiéndola como el resultado que la percepción de una realidad provoca en el sujeto.
5. La belleza es un trascendental dependiente, que se define como esplendor de lo verdadero o esplendor de lo bueno, o de lo que posee unidad. Está esencialmente unida a los otros trascendentales. Es el esplendor del ser en lo que tiene de verdad, de bien, de unidad.
El fundamento del esplendor de los trascendentales (unidad, verdad, bien) está en que todo ser natural es fruto de la acción creadora de Dios. El “pulchrum” es un trascendental derivado. Decir que la verdad y el bien tienen esplendor, es decir que atraen al sujeto humano.

2.-Definición filosófica como trascendental:


1. La belleza es una propiedad del ser. Es necesario desvincular la belleza como una simple sensación y convertirla en algo trascendente al hombre. La propiedad de lo bello no es en sí particular, de un ser privilegiado, sino extensiva a todo ser: trascendental. Lo feo , como lo malo, es una limitación ontológica del ser: una falta “carencia”ontológica,signo de contingencia.
2. No es una cualidad que aparece como resultado de una deducción.( Se puede mirar pero no se demostrar), ni un “gusto”.
3. Según Santo Tomás, pulchrum est quod visum placet; es decir: "bello es el objeto que visto y contemplado deleita". Esta es la definición experimental y psicológica. Pero como los objetos no son bellos porque gustan, sino gustan porque son bellos, hemos de analizar las condiciones de la belleza objetiva, o sea, qué cualidades ha de reunir el objeto para que sea bello. Estás son las siguientes:

1) La integridad y perfección del ser: porque el ser a quien falta una de sus partes o perfecciones en cuanto tal no es tenido por bello.

2) El orden, o sea, la armonía y proporción de las partes entre sí y con el todo. La obra, alguna de cuyas partes no armoniza con las demás o con el conjunto, no es bella.

3) El esplendor y claridad: La obra artística ha de resplandecer y brillar de suerte que fácilmente impresione nuestros sentidos e inteligencia. Una obra cuya proporción de partes y armonía no sea perceptible, carece de belleza.
4) Lo que hace que la mirada sea atraída es la verdad y el bien que existe en el objeto y atraen al sujeto cuando lo contempla.

La belleza, la verdad y el bien ontológicos: considerando la belleza ontológicamente, o sea, en sí misma, sin relación al sujeto, podemos afirmar que:
1) La verdad no es la belleza, pero es el fundamento de la misma Pues hay verdades que no son bellas, v. g., que 2 y 3 sean 5. En cambio, todo lo bello ha de ser verdadero en su género, pues la falsedad, como contraria a la naturaleza del entendimiento, no lleva consigo claridad, sino desorden y confusión, los cuales no producen placer.
2) La belleza y el bien son realmente una misma cosa, pero se distinguen lógicamente: pues no hay belleza sin orden, y como el orden es un bien, es decir, una conveniencia y armonía de partes, se sigue que la belleza y el bien son una misma cosa. Por otra parte, el bien dice relación a la voluntad y la belleza al entendimiento, puesto que lo bello ha de ser contemplado por él; luego el bien y la belleza se distinguen lógicamente.

Es, según esto, la belleza: El esplendor de la voluntad y del bien.
¿Es todo ser bello? Ontológicamente todo ser es bello, porque:
1) es imitación de la esencia divina, tipo y ejemplar de toda belleza;
2) porque en este sentido todo ser es uno, perfecto en su género y bueno en cuanto que es conveniente;
3) porque es parte del orden universal de la creación, bello por excelencia.
Subjetivamente, nuestras disposiciones, limitaciones y hábitos, no todo ser es bello, pues el esplendor no es proporcionado a nuestras potencias cognoscitivas o apreciativas, y así muchos seres no sólo no causan deleite, sino que repelen.

La belleza verdadera, la que trasciende, no es aquélla que mueve nuestros sentimientos pasionalmente, es una belleza con un contenido objetivo. Muy por encima de la belleza inmediata y totalmente perenne.


El descubrimiento de la belleza es el descubrimiento de una “faceta” del ser, (de un “rostro” del ser), corresponde a una interrogación por parte del hombre. En la sociedad actual, se ha separado el”Pulchrum”, del “bonum” y “verum”. Sin embargo, si la persona humana no estuviera intrínsecamente finalizada, verdad y bien no parecerían esplendorosos. La persona está orientada hacia la verdad y el bien.
Por eso mismo la experiencia estética no es un privilegio de “especialistas”, sino que, en principio, pueden tenerla todos; sin embargo, no todos se interrogan por el bien y la verdad… no todos estamos capacitados para poder apreciar esta belleza, porque esta belleza verdadera no se nos presenta directamente, todo lo contrario.
Precisamente nuestra sociedad actual es muy pasional y vigorosa, muy visceral, y no es capaz de sentarse a pensar y apreciar lo que no produzca belleza a primera vista. No siempre "estamos preparados”, para apreciar la belleza hay que "aprender". Facilita la contemplación de la belleza una educación que se dirija a la vez a la sensibilidad y a la inteligencia.
Por ser la belleza un descubrimiento de formas en el seno de la naturaleza, implica un doble aspecto:
a) espiritual: inteligibilidad
b) corporal: conmoción de la sensibilidad
Corresponde al deseo profundo del hombre y le afecta en todo su ser: alma y cuerpo. Esto explica el carácter plenario y arrebatador de la experiencia estética que expresa una forma superior de la presencia del hombre en el mundo. Esta experiencia se realiza por una intuición o visión de las cosas penetrando con su inteligencia.
En la captación de la belleza está implicada la inteligencia del hombre, pero no en su forma discursiva, sino en un encuentro por connaturalidad o simpatía.
1. Se inicia con la percepción de una sincronía entre el objeto estético y determinados esquemas corporales; la inteligencia desemboca en un encuentro con lo bello en su simplicidad. Este carácter de encuentro provocado por simpatía es el que hace que la experiencia estética se aproxime tanto a la del amor.( “ un salir fuera de sí”).
2. Esa experiencia tiende a traducirse en una expresión: obra poética, pictórica…Este deseo de comunicabilidad de la experiencia hace que se busque una vía apropiada que no es la del sentido común o la de la ciencia. Explota, más bien, los diversos repertorios sensoriales.
La experiencia estética, es por todos estos rasgos, la más propia del ser humano. Enraizada en la corporeidad , culminada en la espiritualidad expresa una forma de encuentro con la naturaleza en el que el hombre se busca en aquello que lo une a ella, en un diálogo inagotable.
Por otra parte, el carácter social, inseparable de su condición humana condiciona la experiencia estética: De ahí, las diferentes formas que reviste la sensibilidad a bello según las diferentes sociedades humanas y civilizaciones a lo largo de la historia.
1.- ¿Qué es lo bueno? Sigue este razonamiento:

 Es bueno lo que se desea o apetece (lo apetecible para alguien)
 Si es bueno está fundado intrínsecamente en la capacidad de completar, enriquecer o perfeccionar a aquel sujeto que lo apetece.
 Lo bueno tiene que ser perfectivo de aquel que lo apetece. Lo que es perfectivo lleva al ente a la plenitud.
 Lo que es perfecto debe ser actual. Pero la actualidad del ser es la actualidad de todos los actos, ya que sin el ser no pueda darse actualidad ninguna. En consecuencia, lo bueno está íntimamente emparentado con el ente.
 Todo ente está inclinado a su propia operación. Mediante dicha operación todo ente alcanza su propia perfección o su propia plenitud y puede además perfeccionar a otros entes.
 Las operaciones de la persona son libres. Mediante esas operaciones las personas se hacen aptas para la consecución del Bien supremo, logrando la felicidad. El bien moral consiste en la posesión por parte de cada persona del Bien supremo.


Relación entre bien y ser: Todo ser es bueno
en la medida en que es ser















Lo bueno es lo apetecible, pero lo apetecible es lo perfecto, y lo perfecto es lo actual, y finalmente lo actual, en su sentido radical es el ser, ya que el ser es el acto de todos los actos, y por lo mismo, la perfección de todas las perfecciones. Luego, es evidente que todo lo que tiene ser, es decir, todo ente, al menos en cuanto ente, es apetecible y bueno.






Descripción:

1. El bien de cada ente es aquello que conviene a su naturaleza y lo malo aquello que le priva de las perfecciones de su naturaleza.

2. Los entes son buenos en la medida en que alcanzan su perfección.

3. Hay una distinción (de razón) entre las nociones de ente y bien. Algo es ente en virtud del acto primero por el que alcanza el ser sustancial; pero sólo es bueno en la medida en que ha alcanzado su perfección.

4. El bien es descrito por su efecto como aquello que todos apetecen. Una cosa no es buena porque sea universalmente deseada, sino que es universalmente deseada porque es buena. La bondad es una manifestación de que la perfección de las cosas nos resulta atractiva y las cosas sólo pueden ser buenas en la medida en que realizan con plenitud su acto de ser.

5. El bien es el término al que tiende un agente con su operación, por eso tiene razón de fin. El bien se funda en el ente, surge de él y revierte a él. Pero a la vez el bien es lo primero porque tiene razón de fin para ese ente.

6. El bien es difusivo, tiende a comunicarse porque lo perfecto comunica su perfección.

2.- Participación en el Bien

 Según la composición metafísica de los entes creados hay diversos niveles de bondad:
1.- Ser máximamente bueno: Si el fundamento de la bondad es el ser, el que tiene el ser por esencia, Dios, es el ente más Bueno. Sólo en Dios hay una perfecta coincidencia entre Ser y ser bueno. Dios es bondad esencial.

2. En las criaturas la bondad está de forma múltiple y dividida. En la medida en que las criaturas han recibido el ser son buenas por participación. Es decir, la bondad de las criaturas tiene una composición metafísica fundada en la del ente.
Los entes poseen un grado de perfección; no la tienen de modo absoluto, sino limitado porque no están totalmente en acto, sino en potencia de alcanzar toda la perfección que conviene a su naturaleza. Por esta razón, en la medida en que alcanzamos nuestro fin nos vamos perfeccionando.
La criatura racional es buena cuando libremente se adhiere a Bien Supremo esencial y causa de todo bien: Dios





3.- Distintas formulaciones del Principio del Bien


a) Todo ente es sustancialmente bueno. Ente y bueno son dos nociones convertibles. Es patente que “todo bueno es ente” pues lo bueno supone al ente y le añade algo. Nada puede ser bueno si antes no es. y “Todo ente es bueno”
b) El bien es difusivo de sí mismo: porque atrae y se hace apetecible y es capaz de perfeccionar a los seres que lo apetecen. Todas las cosas tienden hacia lo que es conveniente .
c) Todo ente finito tiende por naturaleza, y según el modo de dicha naturaleza , a su fin, que es su bien. Todas las cosas dirigen sus operaciones hacia aquello que conviene a su naturaleza, pero toda intencionalidad en el obrar exige una inteligencia. El obrar ordenado y constante en los seres no racionales exige una disposición permanente, es decir, una naturaleza que los incline a obrar como lo hacen.
d) Haz el bien y evita el mal: los seres inteligentes y libres son capaces de ordenarse y dirigirse a su fin por sí mismos. Tienen el hábito de los primeros principios prácticos llamado “sindéresis”. La sindéresis no proporciona un mero conocimiento , sino un imperativo :”haz el bien y evita el mal”


4.- Consecuencias


 El querer divino es el fundamento de la bondad de las criaturas. Porque Dios nos quiere, nos hace ser, nos hace buenos y nos da la libertad para ir perfeccionándonos. Dios ama a las criaturas , y en consecuencia, las hace buenas, en cuanto reflejan su Ser.

 Todo ente creado tiene una bondad natural (la de su ser) y está capacitado para alcanzar la bondad en sus operaciones y asimilarse al máximo ser. En las criaturas racionales esto ha de hacerse de forma libre.


 El hombre va alcanzando su perfección en la medida en que alcanza su fin y adquiere todo aquello que perfecciona su naturaleza, es decir, las virtudes.

 Existe en la realidad un orden de bienes: unas más perfectas que otras.

 El bien de las cosas depende de su ser, de su valor intrínseco, no del valor que les demos nosotros o del cariño que les tengamos. Las cosas no son buenas porque las queremos, sino que las queremos porque son buenas. La bondad es algo objetivo, no depende de la opinión de la mayoría.






I.- “Cada persona humana se experimenta a sí misma como un bien, pero aún no definitivo, sino más bien como proyecto. El ser humano vive, no ya en la satisfacción de lo que ya es, sino en la esperanza de lo que debe llegar a ser y todavía no es, como en tensión hacia una plenitud aun no poseída.
La dimensión ética que caracteriza todos los actos del ser humano muestra que su vida es camino hacia su propia realización cono persona. La conciencia es justamente la luz que conduce y orienta en ese camino, advirtiéndole qué actos realizan su dignidad y cuáles le destruyen. “


II.- “Según el grado de verdad que vemos en una criatura podemos decir que Dios le ha querido con una cierta intensidad, (ama diversamente) a todas las criaturas , en cuanto le da a cada una su bondad natural. Pero hay un amor singular y perfecto, como de amistad, con el que no sólo ama a la criatura como el artífice a su obra, sino también en una cierta comunión amistosa, como el amigo al amigo, en cuanto que los lleva a compartir su gozo, de forma que participan en la gloria y bienaventuranza del mismo Dios. Este es el amor con que ama a los santos, que es el amor por antonomasia, y por eso el efecto de ese amor se le llama por antonomasia gracia, aunque también todos los bienes naturales pueden llamarse gracia, pues son concedidos por Dios gratuitamente”
( In II Sent.,dist,26,q.1,a.1,ad secundum).


III.- “Cuanto más potencia (pasiva) tiene algo y es más apto para el bien, tanto peor es quedar privado de él; y siendo lo que tiene esa potencia el sujeto del mal, tanto peor es él mismo: corruptio optimi pessima (…) No habría posibilidad de mal donde no hubiese bien: la destrucción del bien, eliminaría radicalmente el mal. Es el elemental intento del suicida” (Cardona, C “Metafísica del bien y del mal”,pg 155).